Ojo con los carroñeros. Cuidate de las hienas y de los buitres. Refugiate, preservate, estate atento. Los carroñeros te quieren devorar. Te quieren comer vivo, sin esperar a que no estés. Van a estar ahí, observando, aguardando, pacientes. Van a esperar hasta que tropieces y no puedas levantarte, o van a hacerte tropezar. Van a abrirte el pecho de un zarpazo, exhibir tu corazón y destrozarlo, hasta que no queden nada más que partes pequeñas que alimentarán a sus crías. Van a seguir con tus tripas, tus tripas llenas de mierda y no contentos con eso, se van a meter en tu placard, van a sacar a tus muertos y los van a despedazar delante tuyo. Cuidate de los carroñeros porque van a merodear, van a estudiarte. Incluso tal vez los creas confiables e inofensivos. Un día, zas: los tenés picoteándote los sesos y quedás inmóvil. Cuidate de los carroñeros. Pero también cuidate de los otros, de los que les piden más corazones, más tripas, más mierda. Porque los carroñeros no andan solos y no se alimentan de sus presas nada más. No: se alimentan de las miradas, de los aplausos, de la pasividad. Un montón de animales los observan sin hacer otra cosa que pastar, rumiar y ver pasar la vida. Sedientos de sangre que no se animan a hacer sangre, pero que opinan acerca de tu sangre derramada. Cuidate de los carroñeros de la única forma en que podés cuidarte: no los mires. No los escuches. No los avales. No niegues tu carroña, pero no aceptes a los que no pueden ver que ninguna herida es hacia el otro, que ninguna muerte es ajena. Los carroñeros no son malos: son parte de un equilibrio. Existen porque hay cómplices de la carroña. Ovejas, ciervos, búfalos y vacas que necesitan un buen espectáculo donde poner sus ojos sin vida, mientras mastican pasto y digieren lento. Rumiantes que no piensan que ellos también son alimento de las fieras si se descuidan. Todos los animales son ciegos a la destrucción del otro, nadie llora a los débiles. La noticia de hoy es el asado de mañana. El olvido es lo que hace funcionar a todos los sistemas.
carroña (los rumiantes).
para entender.
Entradas recientes: cinco semanas sin celular
los más leídos.
cada cosa en su lugar.
- berretadas. (12)
- cosas que pasan. (49)
- cosas que pesan. (54)
- dolorosas verdades. (51)
- haciendo amigos. (35)
- minucias. (36)
- sí: vamos a morir. (42)
- todo historias. (102)
antes que nada.
entienden algo.
- anne fatosme
- ácido catártico
- ¡muérete!
- blanca como el chocolate
- buen bipolar
- camilo blajaquis
- concha huerta
- cuaderno de una escritora
- david silva
- efímero
- el blog de alan rulf
- el procedimiento
- grupo de expertos en todo
- historias ciertas y otras no tanto
- la columna de los viernes
- libroscopio
- lo de galez
- lo que ellas quieren
- los huevos y las ideas
- medio argentino medio
- micromios blog
- my pagan poetry
- no te vayas, estúpida
- permítaseme desconfiar
- perros que ladran
- pipermenta
- quimera
- se me apagó el piloto
- sebastián chilano
- subjetividades discursivas
- también soy minita
- te lo juro por tu hamster
- voy a cambiar
parole parole.
absurdamente lógico adela arte autobombo barco bernardo reyes berretadas. bichos búsquedas carnaval carolina cigarrillo civilización cocodrilo crítico disgresiones dolorosas domingo duda duelo encuentros en qué momento escaleras esos días en que te querés morir esqueletos exilio familia gatos gusanos historia historias en patios hombres hormigas laburo lagente manifiesto marita me gustaría memoria mendigar cariño mentira miami muerte mujeres mundo oblogo paja pequeñas torturas piedra prejuicio princesita psicofango pueblo raras raras historias de amor redistribución del garche reflexiones relatividades rutina shopping sobre escribir sociedad sonría souvenirs suerte tanguero tiempo un épsito vampiros verdades vida vieja viejo zombies ¿feminista yo?